Distorsiones sobre los valores VI

Entre muchos adolescentes (y entre algunos adultos también) existe la idea, muy extendida, que ser benevolente  o compasivo es “ser tonto”. Escuchamos frases como: “Si eres bueno te toman el pelo”; “Si haces el bien, luego se aprovechan de ti”. Este resultado viene dado, muchas veces, porque confundimos benevolencia con el hecho de no poner límites.

Por otro lado, los medios de comunicación, la tv. y el cine, exaltan como valores la venganza, el uso de la fuerza para hacer valer los derechos y el individualismo, donde parece importante hacer prevalecer el deseo propio. De todas formas no debemos olvidar que una supuesta “benevolencia” puede ser, en realidad, falta de asertividad. Y es en estos casos, generalmente, cuando el “benevolente” es tomado por “tonto”.

La Compasión es un nivel superior de algo similar llamado Empatía. Ser compasivo significa que ayudamos a los que sufren para aliviar su sufrimiento. Ser benevolente significa que tenemos la voluntad de hacer el bien a los demás. Esto no significa que haya que ceder ante las debilidades, ni tolerar aquello que es dañino, tampoco significa ser complaciente con todo el mundo, dejar que nos engañen  o permitir que nos traten mal, ni tampoco es aceptar actos feos o desagradables.

La Compasión y la Benevolencia necesitan del sentido de la responsabilidad. Si dejamos que nos maltraten, tampoco estamos haciendo el bien, ya que la persona que no respeta nuestros derechos está ejerciendo mal su libertad y se le tiene que saber “parar los pies”. Ser benevolente es facilitar el progreso, la libertad y el desarrollo de los demás; ser inofensivo es contribuir a una mejor relación con el entorno, ya que cuando la Benevolencia es sincera y responsable, siempre comporta bienestar.

Leonardo Golia Vincent

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