El escritor Marcelo Percia me decía que dentro de la lengua de un país se encierra toda su cultura, su modo de ser. Quizá por eso algunas naciones conquistadoras se apresuran a suprimir o poner bajo control las lenguas de las tierras dominadas. El lenguaje construye universos y realidades, y esto lo demostró en su momento la Psicología. Se dice que el inconsciente está estructurado como lenguaje y que el propio discurso de nuestros padres, antes de nacer, ya nos condiciona y sitúa como sujetos en lo que podría llamarse “la novela familiar”.
En base a estas identificaciones, seguimos construyendo nuestra vida e interpretando (actuando) nuevos argumentos que se acoplan a los anteriores y van reforzando el error. Por ello es importante hablar bien, procurar pensar correctamente y obrar en consecuencia. Me dirán que esto es difícil o irrealizable. Respondo: difícil tal vez, irrealizable no. Las terapias ayudan. Las disciplinas espirituales también. La meditación. Quizá las buenas compañías o la cercanía de los filósofos. Tampoco seremos absolutistas, todo tiene su grado y nadie está diciendo que la perfección se consigue de un día para el otro. Mejor construyamos la Tendencia.
Con esto está bien para comenzar. Tender a efectuar las cosas correctamente es acercarse a lo correcto. Un día, sencillamente, haremos siempre lo correcto. ¿Qué es hacer lo correcto? Pregunta alguien. Necesitamos una posición ética. Aquí está la clave, aunque no voy a intentar desvelarla por ahora. Para finalizar, traigo un concepto proveniente de la Kabbalah que me parece muy iluminador: Hablar, es “escribir” sobre el pergamino de la “vida”. Vivir, es “actuar” el guión que hemos “hablado” (escrito) en ese pergamino.